La paz que supera el entendimiento:
¿Alguna vez has notado que algunas personas parecen tener paz incluso en medio del caos? No es porque sus circunstancias sean perfectas, sino porque han aprendido a confiar en Dios. La paz no es la ausencia de problemas, sino la presencia de Dios en medio de ellos.
Cuando encomiendas tu camino a Dios, estás diciendo: «No entiendo cómo se resolverá esto, pero confío en que Tú lo harás». Eso no significa que no habrá desafíos, pero sí que no estarás solo en ellos.
¿Qué significa «encomendar» en la práctica?
- Dejar de obsesionarte con el «¿y si…?».
- Ejemplo: Si estás esperando un resultado médico, una respuesta de trabajo o la restauración de una relación, encomendarle el camino a Dios significa dejar de imaginar los peores escenarios y enfocarte en Él.
- Confiar en el carácter de Dios.
- Él es fiel (2 Tesalonicenses 3:3), bueno (Salmos 100:5) y poderoso (Jeremías 32:17). Si confías en quién es Él, podrás confiar en lo que Él hará.
- Aceptar que Su tiempo no es el tuyo.
- Ejemplo bíblico: David fue ungido rey, pero pasó años huyendo de Saúl antes de ocupar el trono (1 Samuel 16-31). Dios prepara en el proceso.
Ejemplo práctico: La siembra y la cosecha
Un agricultor no siembra y al día siguiente espera cosechar. Confía en el proceso: riega, cuida la tierra y espera. Así es con Dios: tú siembras en oración y confianza; Él se encarga del crecimiento (1 Corintios 3:6).
Preguntas para reflexionar:
- ¿Qué «¿y si…?» está robando tu paz hoy?
- ¿Cómo puedes recordar el carácter de Dios cuando las circunstancias son difíciles?
- ¿Qué área de tu vida necesitas «regar» con confianza mientras esperas la cosecha de Dios?
Oración:
«Señor, hoy elijo soltar el control y confiar en Ti. Perdóname por las veces que he dudado de Tu amor o Tu poder. Ayúdame a recordar que Tú eres bueno y que Tu tiempo es perfecto. Dame paz mientras espero en Ti. En el nombre de Jesús, amén.»
Aplicación práctica:
Crea un «altar de confianza» en tu hogar: coloca un objeto simbólico (una piedra, una planta, una vela) que te recuerde encomendarle a Dios tus caminos cada vez que lo veas.

