Un grupo de alrededor de treinta excolaboradores y funcionarios que trabajaron con Donald Trump han expresado duras críticas contra el exmandatario, especialmente después del asalto al Capitolio en enero de 2021. Estos exaliados han descrito a Trump con calificativos como “ignorante”, “incoherente” e incluso “fascista”, lo cual plantea una gran interrogante de cara a una posible segunda administración: ¿con quiénes se rodearía el exmandatario si regresara a la Casa Blanca?
En el caso de obtener la victoria el próximo 5 de noviembre sobre la candidata demócrata Kamala Harris, es probable que Trump configure un gabinete más leal y de postura más radical. Esto marcaría un contraste con su primera administración (2017-2021), caracterizada por constantes dimisiones y despidos, muchos de ellos anunciados de manera polémica en sus redes sociales.
Uno de los críticos más recientes y prominentes es John Kelly, quien fuera jefe de gabinete de Trump. Kelly, un general retirado de los marines, describió al expresidente como un “fascista” y lo acusó de sentir admiración por figuras como Adolf Hitler. Las declaraciones de Kelly se suman a un extenso listado de exfuncionarios que se distanciaron de Trump y cuestionan su capacidad de liderazgo, especialmente después de los eventos que culminaron en el asalto al Capitolio.
“Una Casa Blanca caótica y sin dirección”
Varios de los excolaboradores han mencionado la falta de conocimiento de Trump sobre el funcionamiento del gobierno y sus tendencias autoritarias. Carl Cavalli, experto en partidos políticos de la Universidad del Norte de Georgia, señaló que muchos de estos funcionarios se desilusionaron al darse cuenta de que Trump “no solo desconocía cómo funciona el gobierno, sino que no mostraba interés en aprender”.
John Bolton, quien ocupó el cargo de asesor de Seguridad Nacional durante el mandato de Trump, comentó que trabajar bajo su liderazgo fue “como vivir dentro de una máquina de pinball”, ya que el expresidente era incapaz de mantener una política coherente. Bolton detalló que la falta de concentración y de una visión política clara eran problemas recurrentes que afectaban las decisiones en la Casa Blanca.
La lealtad como eje de un posible segundo gabinete
Si Trump regresa a la presidencia, parece dispuesto a rodearse de figuras de lealtad incuestionable. Ha dejado entrever que buscaría colaboradores que respalden sus decisiones sin cuestionarlas, en parte impulsado por un reciente fallo del Tribunal Supremo que otorga amplia inmunidad judicial a los presidentes. “En su primer mandato, muchas personas intentaron frenar sus impulsos; en un segundo, estará rodeado de leales dispuestos a ejecutar sus caprichos”, advirtió Cavalli.
Entre los nombres más sonados está el de J.D. Vance, senador que en el pasado se opuso a Trump pero que luego se alineó con él. Vance se perfila como un candidato a vicepresidente, defendiendo el relato de fraude electoral en 2020 que Trump sigue sosteniendo. También se especula con la incorporación de figuras polémicas como Robert F. Kennedy Jr., quien renunció a su propia campaña presidencial para apoyar a Trump, y Elon Musk, el magnate y dueño de X (antes Twitter), quien ha manifestado su respaldo al expresidente.
En cuanto a la política exterior, Trump podría contar con figuras como Marco Rubio, defensor de una línea dura hacia Cuba y Venezuela, como posible secretario de Estado. Otros aliados de peso, como Stephen Miller, arquitecto de la política antiinmigración, y Richard Grenell, exembajador en Alemania, podrían ocupar puestos de relevancia.
Un segundo mandato con más radicalismo y menos moderación
Trump ha insinuado que adoptaría una postura más confrontativa en caso de ganar un segundo mandato. Ha atacado duramente a la cúpula militar, a la que considera “progresista”, y prometió despedir a altos oficiales si vuelve a la presidencia. Los críticos dentro del ámbito militar, como el exsecretario de Defensa James Mattis y el general Mark Milley, lo han señalado como una amenaza para los principios constitucionales de Estados Unidos.
Este panorama sugiere que un eventual regreso de Trump a la Casa Blanca estaría marcado por una administración más radical y centrada en políticas que acentúan su enfoque nacionalista. La lealtad a Trump parece ser el criterio dominante en la configuración de su equipo, una estrategia que algunos consideran riesgosa y que, de concretarse, podría reconfigurar el paisaje político de Estados Unidos.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com