El Gobierno chino anunció este domingo que levantará temporalmente la prohibición de exportar galio, germanio y antimonio a Estados Unidos, una medida que estará vigente hasta noviembre de 2026. Este gesto, que busca reducir las tensiones comerciales, llega tras meses de restricciones que habían afectado gravemente a industrias clave en EE.UU., como la de semiconductores, energía solar y defensa. La decisión es el resultado de los acuerdos alcanzados entre Xi Jinping y Donald Trump en su reciente reunión en Corea del Sur.
Los tres metales son críticos para la economía moderna. El galio y el germanio son esenciales en la fabricación de chips, paneles solares y tecnologías de comunicación, mientras que el antimonio se utiliza en baterías, sistemas de armas y materiales resistentes al fuego. China, que domina la producción global de estos materiales, había impuesto las restricciones en diciembre de 2024 como parte de una estrategia de presión en su disputa con Washington, generando escasez y aumentos de precios en los mercados globales.
La suspensión de la prohibición es un gesto de distensión, pero también una herramienta de negociación. Pekín deja claro que la medida es temporal y que puede revertirse si las tensiones comerciales resurgen. Esto significa que, aunque la industria estadounidense recibe un alivio inmediato, el riesgo de nuevas interrupciones en la cadena de suministro sigue presente. La Casa Blanca ha celebrado el acuerdo, pero advierte que vigilará su cumplimiento y que seguirá trabajando en la diversificación de proveedores.
Este anuncio refleja un cambio de tono en las relaciones entre China y EE.UU., pero también subraya la fragilidad de los acuerdos comerciales entre ambas potencias. Mientras la industria tecnológica celebra la reanudación de las exportaciones, el desafío a largo plazo sigue siendo la reducción de la dependencia de China en áreas estratégicas. La pregunta ahora es si este gesto marcará el inicio de una cooperación más estable o si es solo una pausa en una disputa que sigue sin resolverse.
Para EE.UU., la medida es un respiro necesario, pero también un recordatorio de su vulnerabilidad en la cadena de suministro global. La dependencia de metales críticos controlados por China sigue siendo un punto débil en su estrategia tecnológica y de defensa. Mientras tanto, Pekín demuestra que, aunque está dispuesto a negociar, mantiene el control sobre recursos que son vitales para la economía global.

