
La historia de Elkana Bohbot, el ciudadano colombo-israelí que pasó 738 días secuestrado por Hamas en Gaza, es un ejemplo de cómo la diplomacia puede cambiar destinos en medio de conflictos internacionales. Durante un evento en la Embajada de Colombia en Washington D.C., el congresista demócrata Adriano Espaillat destacó el papel fundamental del presidente Gustavo Petro y del embajador Daniel García Peña en el proceso que culminó con la liberación de Bohbot. Según Espaillat, la nacionalidad colombiana, otorgada a Bohbot en 2023, fue un gesto estratégico que permitió a Colombia intervenir en las negociaciones y brindar un respaldo legal y emocional a su familia, especialmente a su esposa Rebeca González y su hijo, quienes recibieron apoyo constante de la Cancillería y la Casa de Nariño durante el cautiverio.
González relató que durante el secuestro, los captores de Hamas mencionaban con frecuencia el apoyo de Petro a la causa palestina, lo que habría influido en un trato menos hostil hacia su esposo. «Elkana recibió cierta protección por parte de Hamas, ya que el presidente Petro mostró mucho su apoyo por el pueblo de Palestina. Esto, sumado a la nacionalidad colombiana, hizo una diferencia», explicó. La liberación de Bohbot se produjo en el marco de un acuerdo de cese al fuego entre Hamas e Israel, que permitió la entrega de 20 rehenes a la Cruz Roja, entre ellos Bohbot, quien fue secuestrado durante el Festival Nova en octubre de 2023. El congresista Espaillat resaltó que su oficina trabajó en coordinación con las autoridades colombianas para mantener informada a la familia durante el cautiverio, un período marcado por la angustia y la incertidumbre.
Tras su liberación, Bohbot expresó su deseo de viajar a Colombia y evaluar la posibilidad de radicarse en el país, un gesto que refleja su gratitud hacia el pueblo colombiano y las autoridades que intervinieron en su caso. El presidente Petro, por su parte, reiteró su invitación a Bohbot y su familia para que se establezcan en Colombia, manifestando en sus redes sociales: «Espero que Elkana y su familia, como colombianos que son, se vengan a vivir a Colombia». Este mensaje fue recibido con emoción por la familia, especialmente porque Bohbot, según González, viene desilusionado del Gobierno de Israel, pero agradecido con Colombia por el apoyo recibido.
El caso de Bohbot no solo ha sido un éxito diplomático, sino que también ha generado un debate político en Colombia, donde algunos sectores cuestionaron el papel de Petro, mientras otros destacaron su liderazgo humanitario y su capacidad para mediar en conflictos internacionales. Más allá de las polémicas, la historia de Bohbot y su familia ejemplifica cómo la diplomacia puede salvar vidas en contextos de extrema complejidad. La nacionalidad colombiana, otorgada en un momento crítico, no solo le dio a Bohbot una identidad adicional, sino que también le proporcionó una red de apoyo que fue clave durante su cautiverio.
Mientras Bohbot y su familia inician un nuevo capítulo en sus vidas, el papel de Colombia en este proceso queda registrado como un ejemplo de solidaridad internacional, donde la voluntad política y la acción diplomática lograron lo que muchos consideraban imposible: devolverle la libertad a un hombre y reunificar a una familia después de casi dos años de separación forzada. Este episodio refuerza la imagen de Colombia como un actor activo y comprometido en la escena internacional, dispuesto a asumir riesgos por sus ciudadanos y a defender los derechos humanos en cualquier contexto.