
Los cajeros automáticos son una herramienta útil para manejar dinero en efectivo, pero un mal uso puede ocasionar que tu banco bloquee tu tarjeta sin previo aviso. Uno de los errores más comunes es usar cajeros automáticos desconocidos o de dudosa procedencia. Estos dispositivos suelen tener sistemas de seguridad obsoletos y son blanco fácil para estafadores que instalan lectores de tarjetas (skimmers).
Otro error frecuente es retirar más dinero del habitual. Sacar una suma considerable, como $800, cuando normalmente retiras cantidades menores, puede ser interpretado como un comportamiento inusual. Si además lo haces en una ubicación diferente a la habitual, aumenta la probabilidad de que tu banco suspenda temporalmente tu tarjeta como medida preventiva.
Realizar muchas transacciones en poco tiempo también puede levantar sospechas. Aunque las cantidades sean pequeñas, hacer múltiples retiros en un periodo corto puede ser interpretado como un patrón típico en casos de tarjetas robadas que están siendo probadas por delincuentes. Para evitarlo, intenta consolidar tus retiros en una sola visita al cajero.
Ignorar señales de advertencia del cajero es otro error común. Si el cajero presenta fallos, está lento o no lee bien tu tarjeta, lo mejor es no insistir. Podría estar dañado o manipulado con dispositivos para robar datos. Si la pantalla muestra mensajes de error tras insertar tu tarjeta, comunícate con tu banco inmediatamente.
Finalmente, usar una tarjeta ya marcada por el banco puede ser otro motivo de bloqueo. Algunas tarjetas ya han sido marcadas internamente por sospechas de fraude, incluso si el usuario aún no lo sabe. Si tu tarjeta fue comprometida en una filtración de datos o tu banco detectó actividad sospechosa, puede bloquearla en cuanto intentes usarla en un cajero.