Prácticas cotidianas clave para una vida plena y equilibrada
A lo largo de la historia, el anhelo de vivir una vida larga y feliz ha sido una constante en la humanidad. Este deseo ha llevado a científicos y expertos a investigar y compartir prácticas que, con respaldo científico, pueden contribuir al bienestar físico, mental y emocional.
El doctor Gary Small, director del Departamento de Psiquiatría y Medicina del Comportamiento del Centro Médico de la Universidad Hackensack, destaca que mantener una vida activa y practicar ejercicio regularmente no solo beneficia al cuerpo, sino que es fundamental para la salud cerebral. Según el experto, el ejercicio cardiovascular fortalece el corazón, mejora la circulación y reduce el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Además, señaló que la actividad física libera endorfinas y otras proteínas que estabilizan el estado de ánimo y favorecen un descanso reparador.
Por su parte, el doctor Howard Tucker, quien con 100 años ostenta el título de ser el médico en ejercicio más longevo del mundo, subrayó en un artículo para CNBC la importancia de mantenerse físicamente activo incluso en la vejez. Tucker asegura que actividades tan simples como caminar diariamente pueden marcar una gran diferencia en la salud general y la longevidad, adaptando siempre la intensidad del ejercicio a las capacidades individuales.
Actitud positiva: clave para el bienestar emocional
La actitud frente a la vida también juega un papel crucial. El doctor Small enfatiza que mantener una mentalidad optimista ayuda a reforzar el sistema inmunológico, reduce los niveles de cortisol —la hormona del estrés— y promueve la salud mental. Actividades sencillas como llevar un diario de gratitud o practicar afirmaciones positivas son herramientas eficaces para desarrollar una perspectiva más positiva.
Conexiones sociales: el antídoto contra el aislamiento
El doctor Frank Lipman, especialista en medicina funcional, señala que las relaciones interpersonales fortalecen la salud emocional y mental. Dedicarse a compartir tiempo de calidad con familiares y amigos no solo mejora el estado de ánimo, sino que también fomenta nuevas conexiones neuronales, lo que protege contra el deterioro cognitivo.
La alimentación como pilar de la salud
Una dieta balanceada es esencial para garantizar el bienestar. Small recomienda un régimen rico en frutas, verduras, granos enteros y grasas saludables, como el aceite de oliva y los frutos secos, tal como lo sugiere la dieta mediterránea. Este tipo de alimentación combate el estrés oxidativo y ralentiza el envejecimiento celular. Asimismo, Lipman resalta la importancia de consumir proteínas magras, pescado graso y vegetales no almidonados, mientras se evitan los carbohidratos refinados y el azúcar.
El manejo del estrés y la importancia del descanso
El estrés crónico tiene efectos devastadores en la salud, desde desencadenar inflamación hasta aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Practicar actividades como meditación, yoga y mindfulness puede ayudar a reducir sus impactos negativos, según estudios de la Universidad de Harvard. Además, un sueño reparador es vital. Dormir entre siete y ocho horas por noche mejora el estado de ánimo, la productividad y la salud en general. Crear rutinas nocturnas y evitar la exposición a pantallas antes de acostarse son estrategias clave para mejorar la calidad del sueño.
Hábitos perjudiciales a evitar
El tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol representan riesgos significativos. Según Medline Plus, fumar es la principal causa evitable de muerte en Estados Unidos, y su impacto no solo afecta a los fumadores, sino también a quienes están expuestos al humo de segunda mano. Tucker comparte una lección de su juventud: evitar fumar fue una decisión que contribuyó enormemente a su bienestar.
En cuanto al alcohol, consumirlo en exceso puede provocar daños cerebrales, hepáticos y cardíacos, además de ser un factor de riesgo en el embarazo. Limitar su consumo y educar a los más jóvenes sobre sus riesgos son pasos esenciales para un estilo de vida saludable.
Otros factores esenciales
La higiene dental y la estimulación intelectual también son fundamentales. Cepillarse los dientes dos veces al día, usar hilo dental y realizar visitas regulares al dentista previenen enfermedades bucales. Asimismo, actividades que desafíen la mente, como aprender algo nuevo diariamente, fortalecen las conexiones neuronales y combaten el deterioro cognitivo relacionado con la edad.
En suma, estas prácticas simples pero efectivas pueden contribuir significativamente a una vida más larga, saludable y feliz.
Por: Francisco Núñez, franciscoeditordigital@gmail.com