
En una entrevista conmovedora para el podcast «Call Her Daddy», Kim Kardashian compartió por primera vez los detalles más íntimos sobre su decisión de divorciarse de Kanye West, un proceso que describió como necesario para proteger su salud mental y la de sus cuatro hijos. La pareja, que se casó en 2014, enfrentó una serie de desafíos que culminaron con su separación en 2021 y el divorcio definitivo en 2022. Kardashian confesó que, aunque al principio intentó apoyar a West tras su diagnóstico de trastorno bipolar en 2016, la relación se volvió insostenible cuando él se negó a buscar ayuda o a realizar cambios que pudieran mejorar su vida en común. «Quería estar ahí para él, pero cuando alguien no está dispuesto a trabajar en su salud mental, la relación se convierte en un ciclo de toxicidad», explicó, describiendo cómo los arrebatos y la imprevisibilidad de West afectaron profundamente su bienestar emocional y el de sus hijos.
La empresaria admitió que su salud mental se resintió durante los últimos años de su matrimonio, hasta el punto de afectar su capacidad para ser la madre que deseaba ser. «Cuando ya no podía estar presente para mis hijos como necesitaba, supe que algo tenía que cambiar», declaró Kardashian, quien tomó la difícil decisión de separarse para proteger su estabilidad emocional y la de su familia. «Tuve que salvarme para poder ser una mejor madre», añadió, revelando cómo la inseguridad emocional y financiera se convirtieron en señales claras de que el matrimonio ya no era viable. Uno de los momentos más impactantes fue cuando West regaló todos sus vehículos de manera impulsiva, un episodio que, según ella, reflejó la inestabilidad que dominaba su vida en común y que la llevó a cuestionar su futuro junto a él.
Kardashian también destacó que la falta de seguridad fue un factor clave en su decisión de divorciarse. «No me sentía segura en ningún aspecto de mi vida», confesó, explicando cómo los comportamientos erráticos de West y su negativa a buscar tratamiento generaron un entorno donde ella ya no podía confiar en el futuro de su familia. Aunque no entró en detalles específicos sobre las tensiones económicas, sus declaraciones sugieren que la inseguridad de West afectó múltiples aspectos de su vida, incluyendo la estabilidad de sus hijos.
Desde el divorcio, la relación entre Kardashian y West ha seguido siendo complicada, especialmente en lo que respecta a la custodia de sus hijos. El rapero ha tenido arrebatos públicos en los que acusa a Kardashian de interferir en su relación con los niños, lo que ha mantenido el conflicto en la esfera mediática. A pesar de las dificultades, Kardashian ha intentado mantener un enfoque en el bienestar de sus hijos, aunque reconoce que la co-parentalidad con West sigue siendo un desafío constante. «Lo más importante es que mis hijos se sientan amados y seguros», afirmó, dejando claro que su prioridad es brindarles un entorno estable, incluso en medio de las tensiones con su exesposo.
El testimonio de Kardashian es un ejemplo de resiliencia y un recordatorio de la importancia de priorizar la salud mental, incluso cuando eso implica tomar decisiones difíciles. Su experiencia refleja los desafíos de convivir con alguien que enfrenta problemas de salud mental no tratados, y cómo, en algunos casos, el amor no es suficiente para sostener una relación que se ha vuelto tóxica. Para Kardashian, el divorcio no fue un fracaso, sino una necesidad para reconstruir su vida y la de sus hijos en un entorno más saludable y predecible.