
El Departamento de Salud del Estado de Nueva York confirmó este martes el primer caso local de chikungunya en cinco años, después de que un residente del condado de Nassau, en Long Island, contrajera el virus a través de la picadura de un mosquito infectado. El paciente, cuya identidad no fue revelada, desarrolló síntomas en agosto de 2025 y no había viajado fuera del país en las semanas previas, lo que sugiere que la transmisión ocurrió dentro de la región. Aunque las autoridades no han identificado el lugar exacto de la infección, el hallazgo ha generado preocupación entre los residentes, especialmente porque el mosquito Aedes albopictus —capaz de transmitir el virus— es común en el área durante los meses cálidos.
El chikungunya es una enfermedad viral que causa fiebre alta, dolor articular intenso y erupciones cutáneas, síntomas que pueden persistir durante semanas o incluso meses. Aunque no suele ser mortal, puede ser grave en recién nacidos, adultos mayores y personas con condiciones médicas crónicas. El virus se transmite a través de los mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus, los mismos que propagan el dengue y el zika. En Nueva York, el Aedes albopictus es frecuente en zonas suburbanas, pero hasta ahora no se había confirmado su capacidad para transmitir el chikungunya localmente. El comisionado de Salud, James McDonald, tranquilizó a la población al señalar que el riesgo de transmisión es bajo debido a la disminución de la actividad de los mosquitos en otoño, pero advirtió que se mantendrá una vigilancia estrecha para prevenir nuevos casos.
Las autoridades sanitarias han intensificado las medidas de prevención en el condado de Nassau y recomiendan a los residentes usar repelentes con DEET o picaridina, vestir ropa de manga larga y eliminar el agua estancada, que sirve como criadero para los mosquitos. Aunque el último brote significativo de chikungunya en EE.UU. ocurrió en 2013 y 2014, los expertos advierten que el cambio climático podría estar facilitando la expansión de estos vectores hacia el noreste del país. «Este caso nos recuerda que las enfermedades tropicales pueden aparecer en lugares donde antes no eran comunes», declaró McDonald, quien también destacó la importancia de la colaboración comunitaria para evitar futuros contagios.
El paciente, cuyo diagnóstico fue confirmado esta semana tras una investigación epidemiológica, no había viajado fuera de EE.UU. recientemente, lo que confirma que el contagio ocurrió localmente. Desde 2019, no se habían registrado casos de chikungunya adquiridos en el país, aunque este año se han detectado tres casos importados en Nueva York. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) mantienen un sistema de vigilancia para identificar casos importados y prevenir la transmisión local, pero el hallazgo en Long Island representa un punto de inflexión, ya que confirma que el virus puede circular temporalmente en nuevas regiones.
A pesar de la confirmación del caso, las autoridades descartan un brote y aseguran que la situación está bajo control. Sin embargo, el evento ha puesto en evidencia la necesidad de adaptar las estrategias de salud pública a los nuevos desafíos que plantea el cambio climático. Mientras las temperaturas comienzan a descender en Nueva York, se espera que la actividad de los mosquitos disminuya, reduciendo el riesgo de transmisión. No obstante, los expertos insisten en que este caso debe servir como una señal de alerta para fortalecer la prevención y la vigilancia epidemiológica, especialmente en un contexto donde las enfermedades transmitidas por mosquitos podrían volverse más frecuentes en zonas no endémicas.