
Por primera vez, un equipo de científicos ha logrado identificar y cuantificar los grupos de proteínas en el cerebro que actúan como detonantes del Párkinson. El estudio, publicado en la revista Nature Biomedical Engineering, utiliza una técnica innovadora para analizar oligómeros de alfa-sinucleína, estructuras clave en el desarrollo de esta enfermedad neurodegenerativa, cuya incidencia global se espera que se duplique para 2050. Este avance es especialmente relevante en un contexto donde el Párkinson, que afecta principalmente a adultos mayores, sigue sin tener cura y los tratamientos actuales solo alivian los síntomas sin detener su progresión.
Los investigadores desarrollaron un método llamado ASA-PD, que combina microscopía de fluorescencia ultrasensible con algoritmos para reducir interferencias. Esto les permitió detectar y analizar millones de oligómeros en muestras de cerebro de pacientes fallecidos, algo que hasta ahora era imposible debido a que estas estructuras miden apenas unos nanómetros. «Es como intentar ver estrellas en pleno día: la luz está ahí, pero el brillo del cielo la oculta», explicó Steven F. Lee, líder del estudio. La técnica ASA-PD supera esta limitación al amplificar las señales de los oligómeros y eliminar el ruido generado por otros componentes del tejido cerebral, lo que permite estudiarlos con un nivel de detalle sin precedentes.
El análisis comparativo entre cerebros sanos y enfermos reveló que los oligómeros de alfa-sinucleína están presentes en ambos, pero en los pacientes con Párkinson son más grandes, más numerosos y emiten mayor fluorescencia. Además, el estudio identificó un tipo específico de oligómero que solo aparece en cerebros con la enfermedad, lo que sugiere que estos agregados podrían servir como marcadores biológicos para detectar el Párkinson en sus primeras etapas, incluso antes de que aparezcan los síntomas. Este hallazgo es crucial, ya que la enfermedad suele diagnosticarse cuando ya ha causado daño neuronal irreversible, limitando las opciones terapéuticas disponibles.
Tradicionalmente, el diagnóstico del Párkinson se ha basado en la detección de cuerpos de Lewy, que aparecen en etapas avanzadas de la enfermedad. Sin embargo, este nuevo enfoque permite estudiar la patología en sus fases iniciales, lo que es esencial para desarrollar terapias que puedan modificar su curso. «Los cuerpos de Lewy nos muestran el pasado de la enfermedad; los oligómeros, su presente y futuro», destacó Lee. La capacidad de detectar estos agregados en etapas tempranas podría permitir intervenciones terapéuticas antes de que el daño cerebral sea irreversible, cambiando radicalmente el pronóstico para los pacientes.
Aunque este descubrimiento no representa una cura para el Párkinson, sí abre la puerta a nuevos métodos de diagnóstico precoz y al desarrollo de tratamientos más efectivos. Los científicos ya exploran cómo adaptar la técnica ASA-PD para su uso en pacientes vivos, lo que podría permitir detectar la enfermedad años antes de que se manifieste clínicamente. «Es un avance técnico muy relevante, aunque su aplicación clínica aún requiere más investigación», concluyó Michele Matarazzo, experto en neurociencias. Este hallazgo no solo ofrece esperanza para los millones de personas afectadas por el Párkinson, sino que también podría tener implicaciones para el estudio de otras enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer o la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).
Hashtags: #PárkinsonAvance #AlfaSinucleína #Neurociencia2025 #DiagnósticoPrecoz #EnfermedadesCerebrales #CienciaParaLaSalud